Qué lecciones deja el proceso que llevó a la Selección nacional de fútbol a ganar el campeonato mundial. ¿Qué debería aprender la dirigencia política para llevar a la Argentina a “recuperar la copa”?

7 puntos sobre el trabajo en equipo

1. El equipo nacional de fútbol logró dejar afuera las confrontaciones internas que todo grupo puede tener y conducirse hacia el bien común.

2. Sus integrantes contribuyeron a cada paso a potenciar a sus compañeros, incluso en cuando algunos que parecían titulares fueron al banco.

3. La primera derrota no marcó un desequilibrio interno con peleas y reproches. El equipo que ganó mantuvo los ideales de la humildad, la seriedad y la perseverancia. No produjo rencillas en los momentos difíciles.

4. Se encontró un líder y capitán que indique el camino. Concentrado en lo relevante. En la tarea central. Sin grandes debates: tener la pelota, administrarla, tratarla bien, con coherencia, intentar concretar las acciones generadas y alta confianza en los compañeros.

5. Messi como conductor tuvo hasta picardía con las frases maradonianas e incluso algunos momentos de marcar la cancha a los rivales. Pero a no confundir, no perdió el rumbo. No se quedó en la pelea, retenido… Messi es el jugador más extraordinario de los últimos 20 años y probablemente de la historia, por eso somos los campeones, no por lo otro. Se ganó haciendo las cosas bien. Jugando al fútbol y haciendo goles. Existen ocasiones que eso no alcanza, pero sin la principal no hay posibilidad de conseguir objetivos.

6. El valor del trabajo compartido, la perseverancia y el esfuerzo grupal que tanto admiramos, no lo vemos en demasiadas ocasiones en la dirigencia política, aunque tampoco en la ciudadanía. Parece como que enaltecemos los valores que muchas veces no estamos dispuestos a entregar como individuos.

7. El Mundial puede indicarnos el camino. Porque el pesimismo económico y político sigue y seguirá, probablemente haya pocos que tengan la esperanza que en 2023 gane una coalición o un dirigente que genere esperanza de que las cosas pueden ir mejor. Estamos huérfanos.

El festejo

1. La confrontación nacional o grieta potenció a 6 millones de personas a brindar la mayor muestra de afecto espontánea que se recuerde a nivel mundial.

2. Los excesos son parte de nuestra anomia y anormal locura estúpida de algunos que rompen a martillazos el obelisco o se tiran al micro de los jugadores. Imbéciles que debemos asumir lamentablemente como parte de nuestro esquema general de sociedad sin gran apego a las reglas.

3. Posteriormente echarse culpas por Twitter al dirigente rival es parte del paisaje.

Conclusiones

Ejemplos para tomar de la Selección Argentina de fútbol sobran, claro, ellos son de una élite mundial que se concentró en generar un proceso sin peleas hasta conseguir el objetivo. Lo hicieron con apego a las reglas del entrenador, esfuerzo y una voluntad asombrosa para conseguir el resultado buscado y tantas veces esquivo.

La dirigencia política nacional (tampoco la sociedad en general) no ha dado muestras de que exista ese objetivo común, ese desafío conjunto que nos permita también como Nación ser los mejores del mundo.

 

(*) Gabriel Slavinsky. Psicólogo, consultor y analista político

 

By Narciso

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